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Una vacuna española contra el VIH obtiene muy buenos resultados preliminares

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Aviso médico

Solemos ser muy cautos a la hora de anunciar los resultaos de cualquier nueva investigación científica, y especialmente si ésta se refiere a temas relacionados con la salud. El motivo es que no todo el mundo comprende la forma de trabajar en ciencia; especialmente los medios de comunicación de masas, que suelen redactar espectaculares titulares en los que tan pronto se anuncia la cura del cáncer para el próximo mes, como se vaticina el final de nuestra especie en pocas décadas por una alarmante disminución de la fertilidad masculina.

Un resultado excelente en un primer experimento con humanos sobre un nuevo medicamento puede fácilmente tornarse en un método ineficaz para su utilización generalizada, de igual forma que un resultado mediocre puede desembocar en un gran avance tras las modificaciones y ajustes pertinentes. Por ello, es muy importante comprender a que niveles y con que plazos se trabaja cuando se está desarrollando un nuevo tratamiento que, al fin y al cabo, sigue el mismo método que cualquier otra investigación científica.

En este sentido debe ser tomada la noticia que traemos hoy a la Ciencia y sus Demonios: un equipo español ha obtenido unos excelentes resultados en las primeras pruebas con humanos de una vacuna contra el VIH.

Hace dos años comenzó un ensayo en 30 voluntarios sanos (24 tratados con la vacuna y 6 con placebo), en un estudio a doble ciego. La vacuna se desarrolladó a partir de un virus similar al que se utilizó para elaborar la de la viruela (Vaccinia virus), a cuya secuencia genética se incorporaron cuatro genes del VIH (Gag, Pol, Nef y Env). Los resultados, que aparecen en la versión online de las prestigiosas revistas Vaccine (García et al., en prensa) y Journal of Virology (Gómez et al., en prensa), muestran que cerca del 95% de los voluntarios presentaron una respuesta de anticuerpos frente al HIV. Estas respuestas se mantuvieron durante más de un año tras la primera vacunación y no reportaron efectos adversos distintos a los habituales en cualquier vacuna, siendo principalmente de tipo local en la zona de la inyección.

Sin embargo, es demasiado pronto para saber si esta reacción significa un potencial de defensa ante la infección por VIH y una capacidad terapéutica en personas infectadas. El próximo estudio, en fase II, se realizará con otros 30 voluntarios VIH positivos, cuyos resultados no se conoceran hasta dentro de un año.
En este punto es importante recordar que los primeros ensayos con cualquier nuevo candidatos a medicamento comienzan con ensayos en animales de laboratorio. Los resultados pueden indicarnos la potencialidad de un fármaco o una vacuna, pero los resultados no pueden extrapolarse directamente a nuestra especie, por lo que antes de aplicarse deben ser probados en humanos bajo un estricto protocolo. Este protocolo se encuentra dividido generalmente en cuatro fases cronológicas, que son las que constituyen un ensayo clínico:

Fase I: Se realiza en un pequeño número de voluntarios sanos, con el objeto de determinar la posible toxicidad del fármaco y calcular la dosis más segura sin crear efectos secundarios nocivos. También se analizan otros factores, como las respuestas generadas por el medicamento. Los resultados del ensayo que nos ocupa corresponden a esta primera fase.

Fase II: En caso de que el primer ensayo obtenga resultado positivos, el nuevo fármaco se dispensa a voluntarios que presentan la enfermedad, también en pequeño número, generalmente por debajo de los 100 individuos. Esta fase busca obtener los primeros resultados sobre la efectividad del medicamento, así como detectar otros efectos adversos inadvertidos en la fase I.

Fase III: En caso de superar también la fase II, se inicia un ensayo mucho más amplio, llevado a cabo generalmente por varios equipos médicos y abarcando miles de pacientes. El objetivo de la fase III es medir, al igual que en la fase anterior, la relación entre eficacia y reacciones adversas con un número mucho mayor y, por lo tanto, más representativo de casos. En caso de existir otros tratamientos, en esta fase se comparan sus resultados con los del nuevo fármaco, con la intención de determinar si su efectividad es mejor que el tratamiento habitual.

Fase IV: Esta última fase se lleva a cabo cuando el medicamento ya ha sido comercializado y se dispensa con normalidad. El objetivo es buscar reacciones adversas no detectadas y evaluar la eficacia a largo plazo.

Independientemente, existen un par de factores importantes en las dos primeras etapas del ensayo clínico:

Grupos de control con placebo: en el grupo de voluntarios, algunos son tratados con placebo (sustancias inocuas farmacológicamente inactivas), con el objeto de descartar reacciones positivas que únicamente se deben a factores psicológicos ante el conocimiento del paciente de que está siendo tratado contra la enfermedad.

Estudios a doble ciego: tienen el objetivo de eliminar en la mayor medida posible el sesgo subjetivo tanto del paciente como del investigador. En un ensayo a doble ciego, ni unos ni otros conocen quién está siendo tratado con placebo y quién con el medicamento real.

La vacuna española muestra mejores resultados en la fase I que el mejor candidato a vacuna hasta el momento: la que se está probando en Tailandia en un ensayo en fase III en más de 16.000 personas, donde la eficacia apenas alcanza un 31%. Sin embargo, a pesar de tan halagüeñas noticias, los propios investigadores invitan a la prudencia tal y comentábamos más arriba. Los resultados demuestran su seguiridad y la producción de defensas ante el virus en forma de anticuerpo (objetivos del ensayo tipo I), pero aún es pronto para saber si se genera una protección real frente una infección por VIH. Habrá que esperar a las fases II y III para obtener una respuesta a tan importantísima pregunta.

Referencias

Felipe García, Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, Carmen E. Gómez, Beatriz Perdiguero, Jose L. Nájera, Victoria Jiménez, Juan García-Arriaza, Alberto C. Guardo, Iñaki Pérez, Vicens Díaz-Brito, Matilde Sánchez Conde, Nuria González, Amparo Alvarez, José Alcamí, José Luis Jiménez, Judit Pich, Joan Albert Arnaiz, María J. Maleno, Agathe León, María Angeles Muñoz-Fernández, Peter Liljeström, Jonathan Weber, Giuseppe Pantaleo, José M Gatell, Montserrat Plana, Mariano Esteban. Safety and immunogenicity of a modified pox vector-based HIV/AIDS vaccine candidate expressing Env, Gag, Pol and Nef proteins of HIV-1 subtype B (MVA-B) in healthy HIV-1-uninfected volunteers: a phase I clinical trial (RISVAC02). for the RISVAC-02 Study. Vaccine en prensa.

Carmen E. Gómez, José L. Nájera, Beatriz Perdiguero, Juan García-Arriaza, Carlos Oscar S. Sorzano, Victoria Jiménez, Rubén González-Sanz, José Luis Jiménez, María Angeles Muñoz-Fernández, Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, Alberto C. Guardo, Felipe García, José Gatell, Montserrat Plana and Mariano Esteban. The HIV/AIDS vaccine candidate MVA-B administered as a single immunogen triggers robust, polyfunctional and memory T cell responses to HIV-1 antigens in a phase I clinical trial in Spain (RISVAC02). Journal of Virology en prensa.

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Serie “VIH/SIDA



Células madre al estilo tejano: la cultura del cowboy

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celulas madre terapia celular tejido adiposo artritisCon este impactante titular la prestigiosa revista Nature ha publicado recientemente un artículo de opinión alertando sobre algunas empresas biotecnológicas y clínicas varias que ofertan a diferentes pacientes terapias experimentales de medicina regenerativa basadas en la utilización de células madre cuya efectividad no está aún demostrada.

En EEUU, una de las empresas más activas en este tipo de terapias ha sido la compañía radicada en Tejas Celltex Therapeutics,  que utilizando células madre adultas obtenidas a partir de tejido adiposo intenta tratar enfermedades como la artritis, la esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson. El problema es que la “US Food and Drug Administration” (FDA), agencia gubernamental norteamericana encargada de la regulación y control sanitarios en EEUU encontró diversas deficiencias en cuanto a la calidad, viabilidad y esterilidad del producto ofertado. ¿Y qué ha hecho la mencionada empresa? Pues en lugar de paralizar los hipotéticos tratamientos hasta subsanar los fallos detectados, ha decidido en una muestra más del irreversible proceso de globalización irracional que nos envuelve, trasladar sus terapias a un país como México, con una legislación mucho más laxa para no tener que interrumpir su floreciente línea de negocio. Además este tipo de empresas y clínicas están proliferando en diversos países como China, Costa Rica, Ucrania o Japón a la sombra de una evidente falta de regulación sanitaria. Es por todo ello que el título de artículo publicado en Nature hace referencia a la mítica independencia, arrojo y por qué no decirlo arrogancia del “no hay límites y cualquier control gubernamental es malo por definición” tan magistralmente retratada en el western cinematográfico tan del gusto de la mentalidad norteamericana que está calando en este nuevo sector biomédico.

Además también médicos ó pseudomédicos se aprovechan de forma individual de estas lagunas o de la ausencia directa de regulación en el tema para estafar impunemente a sus pacientes, como en el reciente caso que acabado en condena por fraude a un médico del estado norteamericano de Nevada que durante años implantó de forma ilegal y sin ningún control sanitario tejido placentario en el abdomen de varias docenas de pacientes en EEUU y cuando fue denunciado ante la FDA continuó “tratando” a centenares de individuos en México, con el agravante de que todos los enfermos padecían formas muy avanzadas de esclerosis múltiple o parálisis cerebral y en ningún caso se demostró mejoría alguna de las enfermedades tratadas.

Si a todo esto le sumamos que algunas de estas compañías (como Celltex) argumentan que sus tratamientos no son medicamento al uso, y que por tanto estas terapias no necesitan de ensayos clínicos controlados e independientes para mostrar su eficacia (como pueden observar, el típico argumento falaz de charlatanes, timadores y demás sanadores alternativos ahora defendido por la empresa tejana), podremos entender la indefensión en la que quedan muchos pacientes desesperados que buscan una terapia contra su hasta ahora incurable enfermedad. Así pues, puede que si no se establece prontamente a nivel mundial una estricta legislación sanitaria equivalente a la que en la actualidad controla los medicamentos basados en la medicina científica, nos encontremos en unos pocos años ante el florecimiento de una nueva y además carísima pseudomedicina, puesto que en la actualidad los pacientes deben desembolsar decenas de miles de dólares por estos tratamientos todavía experimentales cuya efectividad, reproducibilidad y seguridad están aún desgraciadamente bastante lejos de estar demostradas.


Microorganismos y sistema inmune en enfermedades neuropsiquiátricas (I): Patógenos y flora intestinal

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autismo enfermedadBajo la hipótesis de que la enfermedad es producida por alteraciones (bien a nivel molecular, celular o de tejido u órgano) intrínsecas o extrínsecas de la fisiología del organismo, en estos dos últimos siglos la medicina científica ha sido capaz de realizar espectaculares progresos tanto en el estudio como en el tratamiento de los más diversos procesos patológicos. Sin embargo, tradicionalmente el estudio y tratamiento de los desórdenes mentales han sido durante mucho tiempo un campo bastante refractario a esta aproximación “materialista” debido al dogma religioso del alma, los espíritus y los demonios perpetuado a través de los siglos por las más diversas religiones, a la impronta filosófica del denominado dualismo cuerpo-mente, cuyo más conocido exponente fue el pensador francés René Descartes o a la pseudociencia del psicoanálisis freudiano.

Pero afortunadamente en la actualidad la neuropsiquiatría se está desarrollando de manera tan científica como el resto de las disciplinas médicas, buscando (y encontrando muchas veces) causas físicas para las más diversas dolencias mentales. Así que en esta y posteriores entradas intentaré presentan algunos ejemplos de la implicación de la biología, principalmente los microorganismos y el sistema inmune en el panorama neuropsiquiátrico actual.

Microorganismos

Uno de los grandes avances de la medicina científica consistió postular la existencia de microorganismos como agentes causales de diversas enfermedades, lo que en la actualidad se denomina Teoría Microbiana de la Enfermedad o Teoría de los Gérmenes. Así, es por todos conocido que multitud de virus, bacterias, parásitos u hongos son agentes patogénicos capaces de producir las más variadas enfermedades infecciosas. Y por supuesto existen los más diversos patógenos capaces de infectar células del sistema nervioso, dañando sus funciones y produciendo las más diversas enfermedades como meningitis bacterianas, toxoplasmosis, poliomielitis, etc.;  incluso el VIH es capaz de infectar células de la microglía cerebral produciendo diversos tipos de demencia. Sin embargo, muchas veces no es necesario que el agente patogénico infecte directamente tejido cerebral y otras veces incluso ni siquiera tampoco al propio individuo para que éste acabe con el tiempo desarrollando una enfermedad mental. Pero para entender estos extraños casos hay que hacer una pequeña introducción.

Desde hace décadas se conoce que las infecciones son un factor de riesgo asociado al desarrollo del autismo. Así tras la epidemia de rubeola acaecida a principios de los años 60 del siglo pasado, se detectó un aumento importante de niños con síntomas de autismo nacidos de madres que habían sido infectadas por este virus. Inciso para los miembros del movimiento antivacunas: durante la epidemia sólo en EEUU este virus fue el responsable de 11.000 abortos, 2.100 muertes de neonatos, 12.000 casos de sordera y 3.500 de ceguera en niños además de 1.800 casos de retraso mental severo.

Posteriormente en un estudio estadístico realizado en Dinamarca analizando todos los nacimientos acaecidos en el país durante el periodo 1980-2005 se identificó una asociación entre autismo e infección de la madre durante el primer trimestre de gestación, aún cuando no pudo identificarse correlación estadística alguna con ningún patógeno en particular. Estos datos sugerirían que, además de los virus que directamente pueden infectar (y por tanto afectar) al feto (como el de la rubeola), la mera infección de la madre por cualquier (o por una amplia variedad de) patógeno (además de otros factores) podría indirectamente ayudar a la aparición del autismo. Esta hipótesis vendría respaldada por el hecho de que también existe una correlación entre autismo y niveles elevados en madres gestantes de ciertas sustancias (como interferones e inteleucinas) producidas por células del sistema inmune implicadas en la respuesta contra patógenos. Todos estos datos llevaron a algunos investigadores a proponer la hipótesis de la “Activación Inmune Materna” como una posible causa de ciertas enfermedades neuropsiquiátricas.

Pues bien, para examinar esta hipótesis se han llevado a cabo algunos estudios en modelos de ratones de laboratorio. Así la administración a hembras gestantes de ARN sintético de doble cadena (que asemejaría el genoma de un virus indeterminado pero sin sus propiedades infecciosas) produce el nacimiento de una descendencia con síntomas neuropatológicos muy semejantes al autismo o a la esquizofrenia (una enfermedad que también ha sido relacionada con diversos agentes patogénicos), los cuales se pueden aliviar cuando a los animales se les trata con antipsicóticos, reforzando el vínculo entre estas enfermedades mentales y los procesos infecciosos. Y más interesante es quizás el hecho de que esta neuropatología del autismo puede curarse en los ratones cuando a los animales se les elimina su sistema inmune y se les realiza un trasplante de médula ósea, confirmando al menos en este modelo experimental que ciertos desórdenes psiquiátricos estarían desencadenados por el efecto indirecto de una infección previa en la madre gestante, que provocaría a su vez una alteración del sistema inmune de hijo afectado. Tan interesantes y prometedores son estos datos que en la actualidad la agencia norteamericana de salud (NIH) está reclutando voluntarios para realizar un ensayo clínico controlado para evaluar la posible efectividad de esta terapia, que podría revolucionar el tratamiento de algunas enfermedades psiquiátricas en un lapso de tiempo relativamente corto.

Pero ni siquiera se necesita que los microorganismos sean potencialmente patogénicos para ejercer un efecto sobre el cerebro, ya que diversos estudios ha mostrado que las bacterias comensales del intestino son necesarias para un desarrollo adecuado de las funciones cerebrales y que animales de laboratorio criados en condiciones libres de microorganismos presentan alteraciones del comportamiento respecto a los crecidos en presencia de la flora intestinal normal. Ello abriría la posibilidad a que alteraciones de la flora bacteriana puedan ser relevantes en la predisposición o desencadenamiento de algunas enfermedades neurológicas.

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P.D. Ahora que con las nuevas regulaciones tanto españolas como europeas, los investigadores en biomedicina estamos sufriendo cada vez más todo tipo de trabas y limitaciones que dificultan tanto la experimentación con animales hasta el punto de hacer prácticamente imposibles algunos experimentos con ratones de laboratorio, los estudios que he comentado en el cuerpo principal de la entrada muestran de forma totalmente clara y meridiana lo importante que para el avance científico en general y para el desarrollo de nuevos tratamientos médicos en particular es poder seguir experimentando con estos maravillosos y sorprendentes animales de los que tanto aprendemos.

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Acupresión o como olvidar un siglo de método científico

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acupointsEl rigor metodológico es quizás la característica definitoria de la ciencia, hecho que ha permitido el espectacular avance en el conocimiento desarrollado en los últimos siglos. De tal manera que se da por sentado que un estudio en donde falten los más elementales controles no puede ser publicado nunca, en el actual e hipercompetitivo mundo de la investigación, en ninguna revista de cierto prestigio. Pero sorprendentemente, a veces y contra todo pronóstico estudios, cuyo diseño haría sonrojar al estudiante predoctoral más inexperto, son realizados por supuestos investigadores y lo que es todavía más increíble, son aceptados por revistas de sólida reputación.

Uno de los pilares básicos en ciencia, cuando no el más importante, consiste en asumir el conocimiento previo además del punto de vista conceptual sobre todo desde el metodológico, de tal manera que, a medida que pasan los años, en las investigaciones se van incluyendo controles experimentales cada vez más rigurosos y por tanto, los estudios van cumpliendo mayores estándares de calidad experimental. Por ello parece impensable que un estudio sea publicado si no cumple con la mínima metodología aceptada en cada momento.

En el caso particular de la clínica, a lo largo de las últimas décadas, se han ido perfeccionando los ensayos para determinar la efectividad de los tratamientos médicos. Así en la actualidad, todos los medicamentos o terapias deben estudiarse bajo los denominados ensayos de doble ciego controlado por placebo, ya que sólo así se puede identificar si existe un efecto terapéutico real, diferente de las remisiones espontáneas, la influencia del médico hacia el paciente o la propia autosugestión del enfermo que desea ser curado por todos los medios, entre otros múltiples factores que pueden afectar a los resultados. Por tanto publicar estudios, en donde no se cumplan las rigurosas condiciones de este tipo de ensayos, son una pérdida de esfuerzo, tiempo y dinero, que además pueden llevar a conclusiones erróneas. Pues bien, esto es lo que han hecho investigadores de la Universidad de California en un estudio recientemente publicado.

Los autores seleccionaron un grupo de pacientes con problemas de estreñimiento y probaron en ellos una de las múltiples “terapias” de la siempre prolífica medicina tradicional china: la acupresión. Este milenario tratamiento es una variante de la acupuntura, en donde se sustituyen las agujas por la presión realizada por las manos del “terapeuta” con el objetivo de eliminar las “obstrucciones” de los meridianos por los que supuestamente fluye la energía vital o qi y así reequilibrar el yin y el yang con el objetivo de sanar al paciente. Inciso: nuestros protagonistas deben de andar muy desesperados o muy ociosos para investigar si el alineamiento de “meridianos” con la energía cósmica cura o no enfermedades.

Después dividieron a los pacientes en dos grupos: uno control y otro a cuyos integrantes se les explicó en una charla de 5 minutos como realizar ellos mismos una suave auto-acupresión en su propia región perineal, es decir en la zona baja de la pelvis situada entre el ano y los órganos sexuales. Como ven un tratamiento de lo más barato, sencillo y quizás hasta placentero, puesto que un masajeo suave (que es en lo que consistía en realidad la “terapia” a estudiar) en esa región puede que a algunos de los pacientes les resultara incluso masturbatorio, que en este mundo hay gente para todo. Nada de largas y costosas sesiones con expertos “maestros” en el arte de la acupresión o acupuntura. Los pacientes del grupo de estudio se fueron a su casa y durante un mes se masajearon como bien entendieron o pudieron, mientras que los individuos integrantes del grupo de control seguían sin alterar para nada su rutina y su vida. En resumen, de controlar el efecto placebo nada de nada.

¿Y cómo demostraron nuestros investigadores del yin y del yang la efectividad del placentero “tratamiento”? Pues no se vayan a creer que realizaron ningún tipo de análisis de parámetro bioquímico o funcional alguno, exploración del aparato digestivo o médida del tránsito intestinal a los pacientes bien directamente o utilizando algún instrumento médico, sino que después del mes de ensayo, simplemente hicieron rellenar a los integrantes del estudio un cuestionario sobre sus sensaciones intestinales que, ¡Oh, sorpresa! llevó a la “científica” conclusión estadística que los meridianos habían dejado de estar obstruidos (nunca mejor dicho) en los pacientes autotratados con acupresión frente a los del grupo control. Por ello los investigadores recomiendan la implantación de tan sencilla, económica y placentera terapia “natural” a la hora de combatir esos siempre molestos problemas intestinales.

En resumen toda una muestra de cómo no se debe llevar a cabo un estudio clínico pero aunque no se lo crean, estos resultados han sido publicados en el “Journal of General Internal Medicine”, revista médica estadounidense situada entre el 15% mejor en su campo. Misterios de la revisión por pares. Y por ello este “científico” estudio podrá ser utilizado a partir de ahora como demostración inequívoca de la existencia de la energía vital del qi y de su influencia en la salud y en la enfermedad, justificando ya de paso la sabiduría médica de los curanderos chinos de hace dos milenios. Sólo de pensar en los miles de comentarios a través de la red que va a generar este chapucero estudio por parte de los siempre crédulos defensores del holismo oriental y sus chamanes se me eriza el vello, pero como dice el refrán “Paciencia amigo Sancho”.

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Experimentación animal: al final tendremos que investigar sólo con humanos

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experimentacion animal humanos canceranimalresearchi11En una reciente entrevista el Dr. José López Barneo, catedrático de Fisiología y director del Instituto de Biomedicina de Sevilla ha expuesto muy acertadamente el sinsentido al que nos dirigimos en el siempre polémico asunto de la experimentación animal si nos dejamos llevar por las emociones en lugar de la razón.

 

 

Les dejo con la entrevista:

Pregunta: ¿Cómo valoras los últimos reglamentos españoles y europeos sobre el uso de animales para fines científicos?

Respuesta: Me parece, en mi opinión, una pequeña locura normativa. Estamos llegando a una situación compleja. Hay que ver de qué animales estamos hablando. Un primate no es igual que un mamífero no primate. Si me apuras, no es lo mismo un gato o un perro, que no están criados en granjas, ni reproducidos de forma clónica, sino que son cada uno individualmente de su padre y de su madre, de un macho y una hembra, que son animales mamíferos grandes. He trabajado muchísimo con gatos. Habré sacrificado en mi vida a más de doscientos. Este tipo de animales, sinceramente, creo que requieren una regulación estricta. Pero animales roedores del conejo para abajo, aunque sean grandes, pero que se pueden mantener clónicamente, que los generamos de forma isogénica, uno igual a otro, que no tienen un comportamiento muy sofisticado… no tiene color. Hay que hacer una regulación seria, por supuesto, como en España se ha venido haciendo en los últimos tiempos, sin llegar a la locura, que casi a alguno le dé de lado a hacer un experimento en un ratón porque resulta que las regulaciones son tan complejas que no te permiten trabajar.

Pregunta: ¿En las fases regulatorias hay que experimentar necesariamente en animales y se utiliza rata y perro habitualmente?

Respuesta: Tanto las CRO, es decir las empresas que se dedican a hacer ese tipo de estudios, como los propios investigadores se van a ver afectados y va a haber un retraso importante en la investigación biomédica. Es bueno intentar tener modelos de células, por supuesto, y ahí están. Pero de la línea celular hay que pasar al tejido, y del tejido al animal entero, y en esos pasos se van perdiendo fenómenos, las cosas van siendo distintas, y cuando va del animal entero al paciente hay otro salto al vacío, que es la razón por la que muchos proyectos de investigación traslacional se van cayendo porque cada sistema es más complejo y es muy difícil que lo que has visto que funciona en un nivel funcione en un nivel superior. Pero, claro, si tú pretendes ir al hombre desde una molécula… Tengo un compañero de origen sevillano que emigró a Canadá, que está en Toronto y se llama Andrés Lozano, y es uno de los neurocirujanos mejores del mundo en este momento, particularmente en párkinson. Y él me cuenta que en este momento en Canadá es más fácil hacer una investigación en pacientes que en animales de experimentación.

Pregunta: ¿Esto nos va a hacer perder una oportunidad en Europa?

Respuesta: Creo que es un gravísimo error que viene dado por la política demagógica, ya que los políticos dicen sí a cualquier colectivo que pide algo para ganar unos cuantos votos. Y he hecho un matiz que es importante hacerlo: lo que es un roedor criado para hacer investigación, que es un animal prácticamente clónico, donde no hay individualidad… He tenido perros desde niño, y gatos. Sé lo que son. Se les tiene un cariño grandísimo, se comportan de forma individual. Se pueden usar para investigación, pero obviamente hay que regularlo de forma más precisa y estricta.

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Los niños no son adultos pequeños y las mujeres no son hombres sin pene

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salud-espacial-mujer-hombreUno de los grandes problemas de la medicina ha sido extrapolar los datos obtenidos en ensayos clínicos en varones a toda la población humana y, tal como nos indica la Dra. Alyson McGregor en esta interesante charla, las fisiologías de los diferentes componentes de la especie humana no son, por desgracia, tan iguales.

 

Y quizás sea hora también de incluir la diversidad racial de la Humanidad en los ensayos clínicos de medicamentos y tratamientos, puesto que cada vez existen más datos que indican que negros, asiáticos y demás no son simplemente blancos pintados de colores.


¿Curando el autismo con bacterias?

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En los últimos años se han venido acumulando los estudios que muestran una fuerte asociación entre el desarrollo neurocognitivo y el conjunto de bacterias simbiontes del organismo denominado microbioma. Esta asociación implica que cuando la flora bacteriana, que ha venido coevolucionando con los humanos a los largo de millones de años, es desplazada por otras bacterias distintas pueden aparecer trastornos del neurodesarrollo, como sería el caso del autismo. Y por tanto, esta misma relación abre la puerta a tratamientos que, mediante el reimplante de la flora bacteriana natural, pudieran suavizar o incluso corregir estas enfermedades neurobiológicas.

En una entrada reciente presenté algunos de los últimos estudios realizados en modelos de animales de laboratorio sobre la asociación entre intestino, cerebro, microbioma y autismo. En dicho modelo la presencia o ausencia de una determinada bacteria era suficiente para desencadenar o bloquear en los animales trastornos similares al autismo en humanos. Y la pregunta que surge es, si esta asociación es tan fuerte ¿para cuándo estos tan prometedores tratamientos estarán disponibles en humanos?

Pues bien, hace unos meses se publicó un artículo con los primeros resultados en niños autistas. Los investigadores seleccionaron 18 pacientes que además de un autismo moderado, presentaban también problemas gastrointestinales que se asocian con cierta frecuencia a este trastorno neurocognitivo. Primeramente trataron a los niños con antibióticos para eliminar en lo posible su flora bacteriana propia, además de practicárseles un lavado gastrointestinal similar al que reciben los pacientes que deben someterse a una colonoscopia con el objetivo de disminuir aún más su microbioma particular. Posteriormente se les trató con un supresor de la acidez estomacal para dificultar la destrucción de las bacterias a administrar. Y finalmente recibieron durante diez semanas una mezcla de flora bacteriana libre de los principales patógenos gastrointestinales conocidos proveniente de diversos voluntarios sanos, lo que se denomina un trasplante fecal.

Los investigadores encontraron que, tal y como muestra la siguiente figura,

a medida que el tratamiento avanzaba los problemas gastrointestinales de 16 de los 18 niños disminuían, manteniendose después de la finalización del procedimiento médico.

Además, los síntomas asociados al autismo (medidos por tres métodos diferentes) en estos 16 pacientes también se suavizaron tanto al finalizar del tratamiento, como pasados dos meses de la terminación de la intervención terapéutica tal y como se muestra en la siguiente figura.

Estos prometedores resultados abren la puerta a la posibilidad de tratar una enfermedad tan grave como el autismo con un procedimiento relativamente sencillo y accesible, aunque como indican los propios investigadores del estudio hay que ser cautelosos ya que el tamaño de la muestra (tan sólo 18 pacientes) es muy limitado y este estudio no es un ensayo clínico, puesto que no existe grupo de control (por lo que la mejoría de los niños podría ser debida al más que famoso efecto placebo) y tampoco el estudio fue realizado bajo doble ciego. Por todo ello, los autores indican que sería necesario iniciar cuanto antes un verdadero ensayo clínico, con todas las garantías metodológicas y un mayor número de individuos para así confirmar lo que de corroborarse podría ser una terapia muy efectiva para un trastorno que afecta alrededor del 1% de los niños, lo que por ejemplo en España significa unos 4.000 nuevos casos al año.

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La confianza del investigador en sus propios resultados

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Los científicos dedican su vida a descubrir la realidad, rodeados de sus tubos de ensayo, sus cultivos celulares y sus más que útiles animales de experimentación. Sin embargo, a veces hay que traspasar los límites del siempre aséptico mundo del laboratorio, para poder validar esa hipótesis científica en la que se lleva años trabajando, aún a riesgo incluso de la propia vida.

Y el caso que les relato a continuación tiene todos los ingredientes para un buen argumento cinematográfico. Pero primero les pongo en antecedentes. En 1981 un joven médico residente de “Royal Perth Hospital” australiano, el Dr. Marshall empieza a colaborar con un patólogo de ese mismo hospital, el Dr. Warren estudiando pacientes con úlcera gástrica. Descubren que la bacteria H. pylori se encontraba asociada a las biopsias de estómago de los enfermos, un órgano que hasta ese momento se suponía libre de patógenos por su más que esterilizante entorno, y plantean la hipótesis de que esta bacteria sería la causa de las úlceras pépticas y de un riesgo significativo de cáncer de estómago. A partir de ese momento presentan su trabajo en distintos foros científicos y revistas especializadas y, ante la imposibilidad de confirmar sus resultados utilizando los siempre útiles animales de experimentación, se encuentran con la reserva y hasta la incredulidad del estamento científico tal y como indica el propio Marshall:

Pero 1984 fue un año difícil. Intenté infructuosamente infectar utilizando un modelo animal. Hubo cierto interés y apoyo de unos pocos, pero la mayoría de mi trabajo fue rechazado para su publicación e incluso los trabajos aceptados se retrasaron significativamente. Me encontré con la crítica constante de que mis conclusiones eran prematuras y no bien fundamentadas. Cuando se presentó el trabajo, mis resultados fueron discutidos y rechazados, no por su base científica, sino porque simplemente no podía ser verdad. A menudo se decía que nadie era capaz de replicar mis resultados. Esto era falso pero se convirtió en parte del folklore de la época. Me dijeron que las bacterias eran contaminantes o comensales inofensivos.

Sin embargo el trabajo en el hospital avanzaba tal y como lo narra el propio Marshall:

Al mismo tiempo yo estaba tratando experimentalmente pacientes que habían sufrido durante años úlceras gástricas. Algunos de mis pacientes habían aplazado una cirugía que se hizo innecesaria después de un simple tratamiento de 2 semanas de antibióticos y bismuto. Yo había desarrollado mi hipótesis de que estas bacterias eran la causa de úlceras pépticas y de un riesgo significativo de cáncer de estómago. Si estaba en lo cierto, entonces el tratamiento para úlcera gástrica sería revolucionado. Sería simple, barato y podría ser una cura. Me pareció que por el bien de los pacientes esta investigación tenía que ser rápidamente terminada. El sentido de urgencia y frustración con la comunidad médica se debió en parte a mi modo de ser y a mi edad. Sin embargo, la razón principal era práctica. Fui impulsado a demostrar rápidamente que esta teoría era capaz de proporcionar un tratamiento curativo para los millones de personas que sufren de úlceras en todo el mundo.

¿Y qué decide en este punto nuestro protagonista? Pues nada más y nada menos que seguir con una larga tradición de investigadores (ver Anexo) que, enfrentados al desafío de tener que demostrar su hipótesis de manera definitiva rápidamente, deciden convertirse en sus propios conejillos de indias y validar su hipótesis en su propio cuerpo. Así el Dr. Marshall se realizó en primer lugar una endoscopia, para dejar constancia del estado de su más que sano estómago en ese momento. Y a continuación se bebió un caldo de cultivo que contenía a la famosa H. pylori, en la esperanza de desarrollar una úlcera gástrica tiempo después. Sin embargo, se sorprendió bastante cuando sólo tres días después de la ingesta bacteriana, comenzó a tener náuseas y halitosis. En los siguientes días además se añadieron los vómitos, de tal manera que se realizó una segunda endoscopia que mostró una inflamación masiva (gastritis) de su estómago. En dicha prueba se obtuvo además una biopsia que demostró que H. pylori había colonizado en tan poco tiempo su estómago.

Pero mejor dejemos que sea el propio Marshall quien cuente el experimento:

Cada vez más frustrado por la respuesta negativa a mi trabajo me di cuenta de que tenía que tener un modelo animal y decidí usarme a mí mismo. Mucho se ha escrito sobre el episodio y ciertamente no tenía ni idea que ello sería tan importante como al final ha sido. En realidad no esperaba ponerme tan enfermo como me puse. No lo discutí con el comité de ética del hospital. Más significativamente, no lo discutí en detalle con Adrienne [su esposa]. Ella ya estaba convencida del riesgo de estas bacterias y sabía que nunca conseguiría su aprobación. Esta fue una de esas ocasiones en que sería más fácil obtener el perdón que el permiso. Me sorprendió la gravedad de la infección. Cuando llegué a casa con los resultados de mi biopsia mostrando colonización y daño histológico clásico en mi estómago, Adrienne sugirió que era hora de tratarme a mí mismo. Tenía una infección exitosa, había demostrado mi hipótesis.

Después, el tratamiento con antibióticos demostró la eliminación de las bacterias del estómago de Marshall, junto con la desaparición de todos los síntomas asociados a las úlceras gástricas. A partir de ahí fue ya relativamente sencillo montar un ensayo clínico con pacientes que demostró la eficacia de este tan simple, pero efectivo tratamiento que ha mejorado la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo y que ha recortado en gran medida los gastos sanitarios, tratamiento que permitió a sus descubridores conseguir la fama científica con la concesión del Premio Nobel de Medicina en el año 2005, entre otros muchos galardones.

Finalmente les dejo con este instructivo video que recoge los hitos de este descubrimiento:

La sorprendente causa de las úlceras de estómago

ANEXO

Estos son algunos de los científicos que a lo largo de la Historia han sido sus propios cobayas de laboratorio: Jack Barnes, August Bier, Moran Campbell, Sir Humphry Davy, Stubbins Ffirth, Werner Forssmann, Benjamin Franklin, John Scott Haldane, Henry Head, Albert Hoffman, Nathaniel Kleitman, David Pritchard, Jonas Salk, Ignaz Semmelweis, Lazzaro Spallanzani, John Paul Stapp, Kevin Warwick.

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La sorprendente historia de la aspirina

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Quizás no haya medicamento más versátil que ese que comenzó en la remota antigüedad como un simple extracto de corteza de sauce, para tras su aislamiento, purificación y posterior modificación química convertirse en la más que conocida aspirina, fármaco al que cada año que pasa se le añaden nuevas y sorprendentes actividades terapéuticas.

 

 

 

Y nada mejor que el siguiente video para conocer la sorprendente historia de la aspirina.

http://tu.tv/videos/la-sorprendente-historia-de-la-aspirina

 

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid engaña a los enfermos madrileños

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Quizás no haya nada más reprobable que cuando las instituciones sanitarias, esas mismas que tienen el mandato de velar por la salud de los ciudadanos, incumplen su propio código deontológico y ayudan a que charlatanes de bata blanca estafen impunemente y pongan en riesgo además la salud de esos mismos ciudadanos a los que tienen la obligación de cuidar de la manera más profesional. Y esto es lo que acaba de hacer el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid acaba de organizar la “III Jornada Nacional de Homeopatía y Farmacia” junto con la “Federación Española de Médicos Homeópatas”, un evento que por supuesto ha sido patrocinado por la multinacional de la estafa azucarada Boiron.

En esta tan “científica” jornada se presentarán diversas ponencias para engañar a los enfermos con enfermedades respiratorias, a las mujeres con enfermedades del aparato reproductor, a los alérgicos y a los pacientes coronarios independientemente de su sexo y (lo que es todavía más ofensivamente peligroso) a los niños pequeños, ya que parece ser que según el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid la homeopatía es un

tratamiento seguro y eficaz en pediatría

Así que expectantes quedamos hasta el día 2 de junio, cuando se nos presentarán esos maravillosos ensayos clínicos en donde se demuestra la seguridad y eficacia de ese disparate chamánico que se inventó el más que tristemente famoso Samuel Hahnemann.

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La deshonestidad intelectual, y también profesional, de los científicos religiosos

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En el mundo de la Ciencia el diseño experimental con sus controles es el elemento fundamental sobre el que luego se basan los resultados y conclusiones. Si el experimentador no ha tenido en cuenta todas las variables que afectan al experimento, el estudio puede estar severamente comprometido, invalidando incluso sus conclusiones. Y este principio básico en Ciencia es el que constantemente incumplen los científicos religiosos en su quehacer profesional.

Cualquier estudiante de doctorado sabe que para llegar a conclusiones sólidas, los estudios deben incluir los pertinentes controles que tengan en cuenta todas las variables conocidas que pudieran afectar de una u otra manera a la obtención de los resultados, de los que luego se extraerán unas conclusiones que serán tan sólidas como lo hayan sido los resultados y controles en las que se basan.

Así por ejemplo, en un ensayo clínico para determinar la supuesta efectividad de un fármaco es absolutamente vital que los dos grupos de pacientes que después tomarán el placebo o el medicamento a testar sean lo más similares posible. Porque cualquier diferencia entre los grupos: desigual porcentaje de adultos versus ancianos, hombres frente a mujeres, etc. puede dar lugar a una posterior estadística errónea que sugiera que el fármaco estudiado es efectivo o inútil, enmascarándose entonces su efecto real. Esto es así porque múltiples factores: edad, sexo, origen étnico y otros factores genéticos, hábitos alimenticios, costumbres más o menos dañinas como el consumo de alcohol o tabaco, enfermedades previas no relacionadas, etc. pueden afectar tanto a la morbilidad como a la mortalidad de la enfermedad a estudiar, así como a la propia función del medicamento. Es por ello que en los ensayos clínicos tras un estudio exhaustivo de todas las características de los pacientes a incluir se realiza después una aleatorización estratificada para garantizar la asignación de un número equivalente de participantes con una característica considerada como influyente en la respuesta a la intervención a cada grupo del ensayo.

Llegados a este punto es interesante recalcar que esta estratificación o subdivisión en grupos de pacientes, además de por edad, sexo y demás factores anteriormente mencionados, puede incluir cualquier otro factor que sin haber sido todavía demostrado como relevante merezca el  interés o la sospecha por parte del personal científico-médico que diseña el ensayo clínico. Si luego esta característica es relevante o no es asunto del análisis de los posteriores resultados.

Ahora supongamos que en EEUU, por ejemplo en el “Second Anabaptist Hospital” de la ciudad de Montgomery, en el más que cristiano estado norteamericano de Alabama se monta un ensayo clínico para determinar la eficacia de un nuevo antitumoral.  En este hospital, fundado en la segunda mitad del siglo XIX por piadosos miembros de esta variante protestante y financiado hasta la fecha por la iglesia local y algunos de sus más que adinerados miembros, por supuesto que trabajan una mayoría de abnegados y más que competentes médicos anabaptistas que compaginan su reconocida labor profesional con una más que ferviente fe en los incuestionables dogmas de su Iglesia.

En la reunión de coordinación del ensayo clínico, uno de los encargados hace notar que además de incluir los parámetros habituales antes mencionados, sería necesario añadir un nuevo elemento a considerar: la religión. Por supuesto, todos los presentes dan su aprobación a tal modificación porque como buenos Anabaptistas del Cuarto Día que son, todos ellos saben del más que poderoso efecto de la oración y de los milagros de Nuestro Señor, ya que además de haber escuchado innumerables ejemplos a lo largo de su más que inexcusable asistencia dominical a los oficios religiosos, algunos de ellos además han vivido de primera mano: con amigos, familiares o incluso en primera persona como enfermedades más o menos graves e incluso a veces terminales (es que la magnanimidad del Señor con su rebaño anabaptista no tiene límites) se curaban mediante la divina intercesión.

Por ello, y como además de fervorosos cristianos son también médicos competentes, deciden incluir el mismo porcentaje de creyentes y de ateos en los dos grupos a estudiar, no sea que por azares del destino o por las malas artes del Maligno (que todos sabemos que siempre está al acecho) caigan más ateos en el grupo del medicamento y la siempre generosa benevolencia de Nuestro Señor Jesucristo acabe enmascarando la potencia del fármaco por un aumento de curaciones milagrosas en el grupo placebo, sobre todo teniendo en cuenta que el tipo de enfermedad a estudiar en este caso es una más que mortal variante de cáncer infantil. Y ya se sabe que en estas enfermedades tan sensibles, las esperanzadas oraciones del rebaño cristiano son mucho más perseverantes y tienden a ser mejor escuchadas en las alturas celestiales.

Por ello, y para no dejar sombra de duda sobre los futuros resultados, nuestro plantel de piadosos médicos decide estratificar a los pacientes de la manera más rigurosa posible, ya que bien saben ellos que no todos los creyentes, ni siquiera todos los cristianos, tienen el mismo grado de favor del Altísimo. Así los pacientes serán clasificados no sólo según su creencia o increencia, sino también por su filiación religiosa porque es más que evidente que siendo ellos (los anabaptistas) los que adoran correctamente al Único Dios verdadero serán los niños enfermos de su congregación los agraciados durante el ensayo clínico con mayor número de milagros en respuesta a la siempre efectiva oración. Después, por supuesto los baptistas y otras variantes próximas, que aunque erróneas ellas sin embargo tienen mucho en común con la Verdadera Fe, serán probablemente los siguientes en recibir los favores divinos. Protestantes en general y finalmente los siempre idólatras católicos conformarán respectivamente el penúltimo y el último objeto de la misericordia divina.

En último lugar, y con ayuda de los siempre sabios predicadores de la congregación, deciden incluir en un mismo grupo al resto de creyentes (puesto que a Dios le disgustan lo mismo judíos, musulmanes, budistas, hinduistas, etc.) junto con agnósticos y ateos, puesto que desde el punto de vista teológico todos ellos ofenden tanto al Señor que no se espera razonablemente ningún milagro en favor de esas descarriadas almas, por muy inocentes que sean esos pequeños, que además irán irremisiblemente al Infierno por toda la eternidad. Y total, son tan escasos estos pecadores en las consultas del mencionado hospital y del resto de sanatorios cristianos del Cinturón de la Biblia incluidos en el estudio, que la estadística iba a servir para poco.

Además, nuestros protagonistas encuentran una ventaja adicional a este diseño tan rigurosamente detallista del ensayo clínico, y es que servirá también para demostrar de una vez por todas (y de la manera más científica posible) ese poder de la oración (eso sí debidamente dirigida a su verdadero receptor) que tan benevolentemente fue revelado en la Sagrada Biblia.

Ahora bien, sorprendentemente este hipotético experimento o cualquier otro similar nunca se lleva a la práctica, aun cuando a veces estén implicados fervorosos científicos cristianos en sus más que infinitas variantes, musulmanes, judíos o hinduistas.  Por lo que surge la duda ¿estos científicos son malos profesionales que no saben diseñar correctamente un experimento? ¿o simplemente es que no son tan creyentes como dicen afirmar?

P.D.

Y no es ya que en la actualidad los científicos religiosos no tengan en cuenta la Hipótesis de Dios, es que incluso en los albores del método científico, donde la omnipresencia religiosa era tan evidente como abrumadora, tampoco. Porque hasta los más que supuestamente piadosos pastores presbiterianos de la Iglesia de Escocia Alexander Webster y Robert Wallace, allá por el ya lejano año de 1744 decidieron (con muy buen juicio por cierto) que los milagros no afectaban a sus cálculos estadísticos sobre esperanza de vida ¡Y eso que lo que calculaban era la de sus también correligionarios en la verdadera fe! tal y como comenté en una entrada antigua.

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La medicina “complementaria” también mata

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Uno de los grandes argumentos de los defensores de las pseudomedicinas es que aunque puede que no curen nada, si se usan como medicina complementaria que no sustituya a la medicina científica puede servir al menos para que el paciente se sienta un poco mejor, vamos el siempre presente efecto placebo. Y sin embargo, un estudio de ayer mismo demuestra lo contrario: las supercherías pseudomédicas siempre tienen un coste en vidas, aún cuando no intenten suplantar a la medicina convencional.

En casos de enfermedad grave, como son los procesos oncológicos, sustituir los tratamientos que funcionan como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia por flores de compositor barroco, pastillas azucaradas o cualquier otra variante de la siempre fértil imaginación de chamanes y timadores es un boleto seguro a la tumba.

Sin embargo ¿qué mal puede hacer unos pinchacitos administrados por un maestro quinto dan en arcanas medicinas orientales o una canalización de la fuerza del Universo realizada por un yedi pseudomístico si se utilizan además de los tratamientos recomendados por los ensayos clínicos? Pues aunque parezca imposible, como un recientísimo artículo demuestra, así y todo el chamanismo pseudomédico puede acabar matando.

Los investigadores analizaron los datos de mortalidad de una cohorte de cerca de dos millones de pacientes oncológicos y observaron que aquellos que utilizaban las distintas variantes de la pseudomedicina, aún cuando no rechazaran de plano la quimio o la radioterapia al final tenían el doble de posibilidades de morir que aquellos pacientes que no acudían a su hechicero particular en algún momento de su enfermedad. Los investigadores descubrieron que ello no era porque las distintas magias fueran tóxicas o letales per se, sino porque en estos casos la adherencia a los tratamientos convencionales era parcial. Así mientras los enfermos sin misticismo alguno solían aceptar todos los tratamientos que su médico les recomendaba, aquellas pacientes que usaban pseudomedicinas como tratamiento complementario, en realidad acababan rechazando parte de lo indicado por los profesionales médicos.

Y ya se sabe que, cuando se trata de luchar contra un cáncer, lo mejor es hacerlo con todas las herramientas disponibles y cuanto antes mejor, porque simplemente retardar unos meses una cirugía o saltarse un par de ciclos de quimioterapia, mientras se prueba esta o aquella estupidez pseudomédica por si suena la flauta, el milagro aparece y así no tener que pasar por el quirófano o por los siempre penosos efectos secundarios, puede ser suficiente para que el tumor se expanda demasiado o colonice otros órganos y convertirse entonces en algo ya mucho más peligroso o incluso intratable.

En resumen, ambos tipos de filosofías vitales: la científica y la mágica son tan antagónicas que al final es casi imposible que puedan coexistir sin enfrentarse en la mente del enfermo y por ello, aquellos pacientes que tienen algún tipo de simpatía por la salida fácil del arte del birlibirloque siempre acabarán flaqueando y en algún momento elegirán la “inocua” hechicería pseudomédica a alguno de esos, muchas veces agresivos tratamientos científicos. Y entonces el daño ya está hecho.

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El colegio oficial de farmacéuticos del Reino Unido contra la homeopatía

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Hace algún tiempo la “Royal Pharmaceutical Society” publicó una guía que definía su posición con respecto a la homeopatía en la que asesoraba a los farmacéuticos sobre cómo atender las solicitudes de los pacientes de productos homeopáticos. Y la verdad es que no tiene desperdicio.

La “Royal Pharmaceutical Society” (RPS) no aprueba la homeopatía como forma de tratamiento puesto que no hay bases científicas para la homeopatía ni ninguna evidencia para respaldar la eficacia clínica de los productos homeopáticos más allá del efecto placebo.

La RPS no está de acuerdo con la prescripción de productos homeopáticos en el NHS.

Los farmacéuticos deben garantizar, siempre que sea posible, que los pacientes no dejen de tomar sus medicamentos convencionales prescritos, si están tomando o están considerando tomar un producto homeopático.

Los farmacéuticos deben saber que los pacientes que solicitan productos homeopáticos pueden tener afecciones subyacentes graves sin diagnosticar que pueden requerir derivación a otro profesional de la salud.

Los farmacéuticos deben aconsejar a los pacientes que soliciten un producto homeopático sobre su falta de eficacia más allá del efecto placebo.

Sin comentarios.

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El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España contra las pseudociencias y las pseudoterapias

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Ante los últimos casos acaecidos en España, en donde varios pacientes han sufrido en sus carnes la verdadera (y más que terrible) realidad de las mal llamadas “medicinas” alternativas, supercherías chamánicas heredadas de ese no tan lejano pasado supersticioso e irracional,  que han acompañado a la Humanidad durante ya demasiado tiempo y que no sólo están más que alejadas de cualquier rigor científico, sino que además chocan frontalmente con multitud de descubrimientos y leyes de los más diversos campos del conocimiento científico, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España ha difundido el siguiente y más que clarificador comunicado.

 

Ante la creciente proliferación de casos de pacientes en situaciones críticas por el uso de pseudociencias y/o pseudoterapias, y ante el último hecho acontecido en Jaén, que tiene a una persona en situación de extrema gravedad, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) reitera su más absoluto rechazo a estas prácticas contrarias a la verdadera ciencia, la profesión médica y los valores de la Medicina al propio tiempo que espera un desenlace positivo en la evolución clínica de esta paciente.

La corporación profesional médica en su conjunto está al lado de las víctimas de las pseudoterapias y con sus familias.

El ejercicio profesional médico precisa un claro e inequívoco fundamento en el método científico y la evidencia científico-experimental, que marca la diferencia entre la verdadera Medicina y otras prácticas supuestamente médicas que no están sustentadas en el conocimiento científico y que configuran el universo de las pseudociencias y pseudoterapias.

Desde que, en marzo del pasado año, la corporación médica puso en marcha el Observatorio OMC contra las pseudoterapias, pseudociencias, intrusismo y sectas sanitarias, han sido numerosas los pronunciamientos, acciones de todo tipo, labor de divulgación y educación en la verdadera ciencia y denuncias públicas y en los diversos medios de comunicación, tanto del propio CGCOM como de los Colegios de Médicos provinciales y sus referentes autonómicos, para luchar de forma activa contra estas prácticas engañosas, fraudulentas y contrarias a la medicina científica, procedan de donde procedan y las oferte quién las oferte (médicos, otros sanitarios, charlatanes e intrusos).

El CGCOM ha puesto de manifiesto en reiteradas ocasiones los principales riesgos que pueden derivarse de las pseudoterapias y pseudociencias que pasan por el abandono por parte de los pacientes de terapias médicas que han demostrado su evidencia científica y su sustitución por prácticas que no han demostrado valor curativo o que carecen del mismo, lo cual puede ocasionar graves problemas de salud e, incluso, como ha ocurrido en algunos casos, la muerte.

Asimismo el CGCOM ha alertado de los efectos negativos de algunas pseudoterapias, no solo sobre la salud, sino sobre otros daños familiares, sociales, económicos y morales en los usuarios y pacientes que son objeto de estas prácticas.

EL CGCOM ha dado también la voz de alarma a nivel europeo e internacional proponiendo a la Asociación Médica Mundial (AMM), una declaración para advertir de los riesgos para la salud que pueden derivarse de las pseudociencias y pseudoterapias.

Es por lo que:

1. Apoyamos todas las acciones que desde el Colegio de Médicos de Jaén y en su caso, desde el Consejo Andaluz de Médicos, se están llevando a cabo en relación con el médico denunciado, y solicita a todos los Colegios de Médicos de España, así como a todos los médicos colegiados que estén alerta ante situaciones que puedan conocer de mala praxis médica y ofertas pseudoterapeúticas engañosas y fraudulentas.

2. El médico tiene la obligación de informar adecuadamente al paciente de que las pseudoterapias y pseudociencias no son una especialidad dentro de la Medicina y, por lo tanto, las formas de capacitación certificada dentro de estas áreas no constituyen una capacitación especializada reconocida por la comunidad científica ni legalmente en la mayoría de los países.

3. La oferta de productos, sustancias, remedios o técnicas con supuestos efectos curativos, sin ningún respaldo científico de efectividad ni evidencia contrastada, en especial para enfermedades graves, patologías psiquiátricas o en menores, constituyen un fraude sanitario y han de ser denunciados.

4. Todos los actos de intrusismo profesional, todas las actividades de las pseudoterapias y las pseudociencias que ponen en riesgo la salud pública de la población deben denunciarse ante las autoridades competentes. Esto incluye, la publicidad engañosa y las webs no acreditadas que oferten servicios y/o productos pseudocientíficos que pongan en riesgo la salud de los pacientes.

5. Desde el CGCOM instamos al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, del que es responsable Dª Maria Luisa Carcedo, y a los consejeros de Sanidad de las diferentes Comunidades Autónomas (CC.AA.) a un pronunciamiento expreso e inmediato sobre esta problemática que afecta a un número cada día mayor de ciudadanos y que está generando tan graves problemas para su salud personal y para la salud pública en general, por la consiguiente pérdida de oportunidad de tratamientos efectivos y contrastados por la evidencia científica y por los efectos secundarios derivados de estas rechazables prácticas.

6. Se necesitan políticas de los gobiernos que sean poco tolerantes con estas prácticas y una implicación real de todas las administraciones. Asimismo, ha llegado la hora de la creación de un marco regulatorio específico, contundente y claro, así como un mayor y mejor control del existente que, en la mayoría de los casos, no funciona adecuadamente o es demasiado laxo y permisivo.

7. Por último, solicitamos la creación de una Mesa específica sobre Pseudociencias y Pseudoterapias, coordinada desde el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, donde se sienten todos los agentes implicados y que tenga como objetivo la elaboración de un Plan Estratégico, que aborde de forma integral este fenómeno creciente y que tanto daño está ocasionando entre nuestra ciudadanía y en la credibilidad general de nuestra Sanidad.

Ahora solo falta que los poderes públicos asuman su responsabilidad y persigan de oficio no solo a esos feriantes de carromato, que de manera individual se aprovechan de los más ingenuamente desesperados, sino también a ese cada vez mayor número de empresas que fabrican a escala industrial productos que harían las delicias de un nigromante de la Edad Media.

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El Colegio de Médicos de Valencia no se entera

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Recientemente el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España difundió un comunicado en el que se posicionaba claramente contra las pseudoterapias y las pseudociencias, declarando su intención de luchar de forma activa contra este tipo de prácticas engañosas, fraudulentas y contrarias a la medicina científica. Sin embargo uno de sus colegios profesionales adscritos, el de Médicos de Valencia parece que no se ha dado por enterado.

A día de hoy el Colegio de Médicos de Valencia sigue manteniendo dentro de sus Secciones Colegiales oficiales la correspondiente a Medicina Integrativa, sección que bajo este neutro nombre no es más que su antigua “Sección de Médicos Acupuntores, Homeópatas y Naturistas”, es decir los mismos viejos perros de la bimilenaria estupidez esa de la energía cósmica fluyendo por “meridianos” desconocidos para la Medicina Científica o de la más reciente tontería de que un poco de azúcar disuelto en agua (removida pero no agitada como bien decía el famoso Bond, James Bond) te cura una infección bacteriana y hasta un cáncer de pulmón, con un nuevo collar.

Y para que quede bien claro por dónde van los argumentos de esta tan particular medicina integrativa les presento al Dr. Rafael Torres Collado, presidente de esta sección colegial valenciana. Este médico lleva practicando desde hace años diversas variantes pseudomédicas a cual más disparatada como

* La Cromoterapia, es decir enfocar un haz de luz coloreada sobre la persona o sobre la piel de la zona enferma o también situando al paciente en una habitación o entorno en el que un color sea dominante. Según sea el color se podrán “curar” unas u otras enfermedades.

* La Medicina Ortomolecular, que consiste en administrar dosis másivas de vitaminas, minerales o ácidos grasos como si fueran medicinas, de tal manera que por ejemplo grandes cantidades de vitamina C podrían curar la poliomielitis.

Y por supuesto las siempre presentes Acupuntura y Homeopatía, esta última según nuestro doctor es mano de santo para los más diversos problemas y enfermedades pediátricas.

Pero ya para rizar el rizo del disparate pseudocientífico del Colegio de Médicos de Valencia resulta que nuestro experto en medicinas chamánicas es nada más y nada menos que el presidente de la Comisión de Intrusismo Médico y Defensa de la Salud, una comisión que tiene por objeto

colaborar con los poderes públicos en la protección de la salud y la mejor y más eficiente asistencia a la población valenciana.

y que

se ocupa tanto de proteger a los profesionales como a los pacientes valencianos.

¡Vamos! El zorro cuidando del gallinero. Y para que puedan ver la desvergüenza de este individuo les dejo con sus declaraciones en la propia página web de la Comisión de Intrusismo Médico y Defensa de la Salud

Cumplimos con nuestro deber de vigilar el ejercicio de la profesión, facilitando el cumplimiento de todo tipo de disposiciones legales que afecten a la misma, así como de cumplir los principios deontológicos y ético-sociales de la profesión médica, su dignidad y su prestigio. Y paralelamente, nos ocupamos de la correcta prestación de servicio a los ciudadanos en el marco de la profesión médica.

En resumen, el Colegio de Médicos de Valencia no sólo continúa fomentando las supercherías pseudomédicas, sino que coloca en lugares más que preminentes a algunos de sus más conocidos adeptos puesto que el Dr. Rafael Torres es también

Vocal del Patronato de la ‘’Fundación del Ilustre Colegio de Médicos de Valencia”, acordado en sesión celebrada el día 7 de octubre de 2014

Consejero 3º de la junta de gobierno del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia, según las elecciones celebradas el día 26 de Junio de 2014.

y Director de varios Cursos de Formación Continuada en el Colegio de Médicos de Valencia, en su programa docente, durante los años 2009, 2010, 2011, 2012 y 2013.

 

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El cuento del microondas alternativo

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Una persona acude a una tienda de electrodomésticos a comprar un microondas. El vendedor le indica que tiene uno muy bueno, con una nueva tecnología que le permite funcionar sin energía eléctrica. El comerciante explica al futuro comprador que si adquiere este novedoso equipo “alternativo” se podrá ahorrar cientos o incluso miles de euros en su factura eléctrica durante las décadas que use el mencionado y revolucionario electrodoméstico. El consumidor finalmente queda convencido y compra el aparato.

Cuando nuestro protagonista vuelve a casa, desembala el flamante electrodoméstico y pone a calentar su cena. Pasan los minutos y el usuario observa con desesperación que este microondas en realidad no calienta nada de nada. Receloso por eso de que no necesita energía ninguna desmonta ese “microondas alternativo” y observa con perplejidad que este “revolucionario” equipo es una simple carcasa está vacía, ya que carece de transformador, resistencia, condensador o cualquier otro de los componentes habituales que permiten que un microondas convencional pueda realizar su función.

Como es muy tarde y la tienda donde adquirió su más que inútil electrodoméstico está ya cerrada, nuestro ahora desesperado consumidor entra en internet para buscar información sobre el tema. Tras unos pocos clics en Google encuentra un variado grupo de defensores de estos microondas alternativos que argumentan que estos equipos por supuesto que funcionan.

Por ejemplo un individuo cuenta que él mismo, que vive en los Emiratos Árabes, ha colocado el suyo en la zona más soleada de su cocina y que todos los días que no amanecen nublados, entre las 12h y las 13h solares él puede meter una taza de agua y al rato de estar “funcionando” el microondas alternativo el líquido de la misma sale bastante tibio, por supuesto a mayor temperatura de la que tenía al principio del proceso, hecho que demuestra muy claramente que este equipo funciona perfectamente.

Cuando nuestro protagonista, ya totalmente escarmentado y bastante enfadado, indica al defensor de los “microondas” alternativos que su argumento no demuestra para nada que el equipo caliente nada, ya que el ligero aumento de temperatura del agua es claramente debido al efecto indirecto de la radiación solar incidente sobre la taza y que este aumento de calor no es debido de ninguna manera a un aparato que es una simple carcasa, el defensor de esta nueva tecnología alternativa termina acusando a nuestro protagonista de ser un cientifista al servicio de las multinacionales de la maquinaria y que bien haría en abrir su mente ante este nuevo y maravilloso “conocimiento” que ha revolucionado la industria.

P.D.

Entrada especialmente dedicada a la reciente decisión de la Agencia del Medicamento española de seguir permitiendo la venta de más de 2.000 tipos diferentes de cajas de píldoras distintas, aunque todas ellas contienen los mismos excipientes y nada más, como si fueran “medicamentos” homeopáticos.

Y lo peor de todo es que algunos profesionales de la Medicina, como es el caso de César Valera, Presidente de la Asociación Española de Farmacéuticos Homeópatas ha salido en defensa de esta monumental estafa con argumentos tan ridículos como que

La homeopatía cura. Si no curase, no llevaríamos utilizándola 200 años. Alguien que lleva años tratándose con homeopatía no puede estar inventándoselo y engañándose durante tanto tiempo.

Y si ya es lamentable que un estafador con bata blanca defienda lo que no es más que una superchería incompatible con todo el actual conocimiento científico en física, química o biología, resulta del todo ofensivo que el consejero de sanidad de la comunidad autónoma de Castilla y León (por cierto médico de formación) acabe de declarar que no se debe generalizar la homeopatía como pseudociencia ya que

Yo creo que se está hablando de dos cosas distintas, es distinta la homeopatía que practican los médicos que son profesionales de la que pueden ensayar otras personas.

Y ya de regalo un video en donde otra farmacéutica estafadora defiende su negocio:

 

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La Ciencia ¡estúpido!

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Hace ya más de un cuarto de siglo que el estratega de la campaña electoral del entonces más que desconocido Bill Clinton cambió el rumbo de una elecciones presidenciales con tres simples palabras: “La economía, estúpido!”, expresión que posteriormente ha sido modificada de mil maneras y que en los EEUU se ha convertido en sinónimo para definir lo esencial de una determinada situación. Es por ello que en la actualidad habría una expresión hija que condensaría también en tres palabras lo esencial del mundo moderno: ” La Ciencia ¡estúpido!”.

Aunque muchos la desconocen, otros la tratan con suspicacia (cuando no con desdén) y hasta algunos se vanaglorian de su más que ignorante desconocimiento, la Ciencia es quizás sin duda el mayor logro colectivo de esta nuestra especie de monos con poco pelo, que aunque dotados de un más que imponente cerebro, sin embargo por las presiones y atajos evolutivos tendemos en demasiadas ocasiones a la irracionalidad cuando no a la más pura superstición.

Y sin embargo nuestra vida y nuestra actual estructura social depende de su correcto conocimiento, de tal manera que en una democracia avanzada los ciudadanos que no entienden cómo funciona la ciencia no sólo pueden ser presa fácil de estafadores de todo tipo, sino que cómo electores pueden llevar al poder a aquellos que además de legislar en contra de los intereses de la ciudadanía, incluso pueden llevar a la sociedad al desastre.

Así, millones de ciudadanos que no son capaces de pensar de manera científica caen en las más burdas estafas, como esa de comprar de precio de oro lo que simplemente son los peores despojos de la carnicería o las famosas pastillitas de agua con un poco de azúcar. Y lo más sorprendente de todo es que para detectar este tipo de fraudes no hace falta ser Premio Nobel o experto científico, sino que con repasar los conocimientos básicos aprendidos en el bachillerato o incluso en la enseñanza primaria sobre química o biología se puede desenmascarar estas prácticas de feriantes de carromato. Sin embargo, otras veces estos fraudes no consisten solo en aligerar en unos pocos o cientos de euros el bolsillo de los incautos, sino que se puede poner en riesgo la salud e incluso la vida de aquellos que se acaban creyendo en las “sorprendentes” propiedades de las mal llamadas “medicinas” alternativas.

Y si las personas que no han asimilado el método y el razonamiento científicos pueden tomar muchas decisiones erróneas como individuos, cuando actúan como colectividad los resultados pueden ser desastrosos. Así, cuando cientos o miles de padres “preocupados” deciden en su más que errado juicio que por haber leído un par de webs pueden despreciar una de las más importantes herramientas de salud pública que se han inventado, no sólo pueden ser definidos como imbéciles, sino también como verdaderos criminales sociales cuando enfermedades que ya se consideraban olvidadas en Europa como era el caso del sarampión acaba infectando a más de 60.000 personas y produce la muerte de 72 niños en este último año, sobre todo cuando en algunos países incluso acaban aupando al poder a partidos criminalmente anticientíficos.

Y ya para llevar el despropósito anticientífico a sus más altas cotas de locura, millones y millones de analfabetos científicos votan una y otra vez a políticos tan analfabetos como ellos mismos, o peor aún a gobernantes a sueldo de esas grandes corporaciones que están envenenando el planeta, aun cuando la práctica totalidad del estamento científico ha concluido que no sólo vamos hacia un desastre económico seguro, sino que estamos bordeando peligrosamente el suicidio colectivo como especie.

En resumen, o dejamos de comportarnos como primates en nuestra sabana ancestral, en donde el único conocimiento provenía de la experiencia personal (la nuestra y la de esas pocas docenas de individuos que nos rodeaban) y asimilamos que en un mundo camino de los 10.000 millones de personas los grandes desafíos sólo pueden solucionarse con el método científico o, como bien ilustra el más que acertado David Suzuki, no sobreviviremos a ese más que decisivo minuto 59 que ya se está agotando.

 

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Médicos de la sanidad pública española han “demostrado”¡por fin! que la homeopatía funciona

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En un momento en que tanto las administraciones públicas como el máximo órgano colegial de los médicos españoles se han posicionado contra las pseudomedicinas, resulta que media docena de médicos del sistema sanitario público de Cantabria han publicado un más que sospechoso artículo científico “demostrando” que la superchería homeopática es beneficiosa en pacientes de enfermedad respiratoria.

Un grupo de médicos de diversos centros sanitarios y hospitales públicos de la Comunidad Autónoma de Cantabria consiguieron hace unos años que, tanto la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios como el Comité Ético del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla les permitieran ensayar en más de doscientos pacientes de enfermedad pulmonar obstructiva crónica cántabros la posible eficacia de uno de los “compuestos” con mayores ventas de la estafa homeopática: el Oscillococcinum.  Este “producto” es el resultado de machacar hígados y corazones de pato y después llevarlos a dilución 200C en la escala homeopática, lo que traducido al lenguaje químico es una dilución en agua agitada 200 veces de ¡agárrense, porque la cifra marea! 10400 , es decir un 1 seguido de cuatrocientos 0. Para hacerse una idea de lo que significa tal disolución, simplemente indicar que se calcula que todo el casi inimaginable Universo Observable al que pertenecemos tiene “tan solo” 1080 moléculas.

Pues bien, este agua agitada una y mil veces antes de fabricar una pastilla de azúcar con ella es según los estafadores homeópatas el mejor remedio para el

Tratamiento sintomático de los estados gripales así como durante el periodo de exposición gripal

según las indicaciones del fabricante: la multinacional francesa Boiron, especializada en vender cientos de pastillas de azúcar iguales en multitud de cajas diferentes para “tratar” las más diversas enfermedades, desde las más leves a las más letales.

Pues bien, estos médicos que no olvidemos cobran su salario del sistema público sanitario español y deben cumplir un estricto código deontológico, dirigidos por el antiguo Director “Medico” ¡qué eufemismo! de Boiron y que en la actualidad pertenece al “Centro de Enseñanza y Desarrollo Homeopatía” sito en la localidad madrileña de Alcobendas, un chiringuito pseudodocente que lleva especializado más de cuatro décadas en enseñar a más de 8.000 médicos y farmacéuticos (según su página web) a engañar a pobres incautos desesperados, estuvieron administrando a más de un centenar de pacientes de esta grave enfermedad respiratoria una pastilla semanal de azúcar durante toda una temporada otoño-invierno, que es la época propicia para coger alguno de esos patógenos, tanto virus como bacterias, causantes de los más variados procesos gripales y catarrales. A la otra mitad simplemente no le dieron nada, por lo que para empezar su “estudio” había quedado invalidado desde su origen por no tener en cuenta el siempre poderoso efecto placebo.  Pero eso parece ser que no fue óbice para que este ensayo clínico pasara los controles oficiales ¡misterios de la “moderna” medicina!

Luego, tal y como indican estos mismos avezados homeópatas pero más que chapuceros científicos, el estudio presentó otra grave carencia: los pacientes no fueron asignados de forma aleatoria a los dos grupos: el control y el de las pastillitas azucaradas. De tal manera que, como se indica en el artículo publicado hace un par de meses en una revista más bien modesta, “casualmente” el grupo control acabó teniendo un 30% de enfermos de diabetes, mientras que por el contrario el grupo del Oscillococcinum incluyó tan sólo un 15,6% de pacientes de esta importante enfermedad. El hecho de que se conozca desde hace décadas la relación entre estas dos enfermedades y que el pronóstico de la mencionada dolencia respiratoria se agrave en los pacientes diabéticos no fue nada relevante, ni siquiera reseñable para estos médicos (que según atestigua el apartado de conflicto de intereses del artículo cobraron todos ellos de la mencionada multinacional para llevar a cabo este más que cuestionable “estudio”), aunque  si se hubiera aplicado la más mínima ética profesional en la aplicación del método científico no habría habido más solución que invalidad el mencionado “estudio” antes de haber perdido el tiempo siquiera en analizar los datos de los pacientes.

Y así al final, un trabajo que nunca debiera haber sido siquiera permitido por las más que evidentes carencias metodológicas, y que ha tenido en danza a profesionales de la salud y a doscientos de sus pacientes, ha acabado “demostrando” que menos de una molécula de hígado de pato diluida en varios universos consecutivos es efectiva en controlar los síntomas respiratorios de pacientes de enfermedad pulmonar obstructiva crónica cántabros.

Ya sólo quedar esperar que el esfuerzo y el talento de estos seis esforzados “investigadores” sea reconocido con un más que merecido Premio Nobel, galardón que mandaría al cubo de la basura todo el actual conocimiento científico atesorado en los más diversos campos (física, química, biología o medicina) durante los últimos dos siglos.

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El “top ten” de la estafa homeopática

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Un breve video que desmonta las diez erróneas y más que engañosas afirmaciones de la homeopatía, probablemente la mayor estafa médica de los últimos dos siglos,  pseudomedicina que además ha pervertido la sanidad mundial puesto que ha conseguido que se cambien las estrictas normas y leyes sobre medicamentos en prácticamente todos los países avanzados para que se puedan vender como “medicinas” lo que son sólo pastillas de azúcar, como las que se compran en la tiendas de golosinas pero por supuesto a un precio infinitamente mayor.

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Canadá financia el envío de homeópatas a Honduras para curar enfermedades tropicales

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Aunque pueda parecer una noticia satírica, desgraciadamente es verdad: dentro de la ayuda humanitaria oficial de Canadá, desde hace varios años se han enviado a Honduras a diversos homeópatas que afirman poder curar las más variadas enfermedades infecciosas habituales en países tropicales.

Una ONG ha recibido en los últimos años financiación oficial del anterior gobierno canadiense por valor de 350.000 dólares para enviar a homeópatas “titulados” a Honduras a tratar a pacientes de diversas enfermedades tropicales producidas por protozoos como el mal de Chagas, o por virus con el dengue o Chikunguña, enfermedades todas ellas de naturaleza muy grave que imposibilitan a cientos de miles de personas en todo el mundo y matan a miles cada año.

Y para luchar contra estos peligrosos patógenos se han estado enviando a Honduras a chamanes porque afirman que con frasquito de agua pura y algo de azúcar los virus desaparecen de manera más que milagrosa.

Ante el revuelo que se ha montado entre la comunidad médica y científica del país boreal al conocerse la noticia, el actual gobierno ha cancelado el acuerdo con la ONG, pero el mal parece ya hecho puesto que durante estos años el proselitismo de los “profesionales” homeópatas han difundido entre una población pobre, con escasa educación y con poco acceso a los tratamientos de la medicina moderna la mentira de que sus “tratamientos” sirven para algo más que para malversar el escaso dinero público que se dedica a la ayuda humanitaria.

 

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